Historias para no dormir
Una cara en la foto...
El invierno pasado nos fuimos toda la familia a París, al entierro de mi abuelo. Se había ido durante la guerra y ya no había vuelto, por eso cada verano íbamos a verlo, pero ese verano la visita fue muy triste. Al cabo de unos meses mi madre fue a revelar las pocas fotos que había hecho de la casa de mis abuelos, del parque, del hotel… y cuando las vio, ¡¡¡casi se desmaya!!! Se quedó blanca de golpe y le cayeron las fotos al suelo. Me asusté un montón porque no entendía qué pasaba y, cuando recogí las fotos del suelo, casi me caigo yo. En una de las fotos que yo le había hecho a mi madre en el hotel, justo al lado de su cara, había una mancha blanca donde se veía claramente una boca y unos ojos… ¡Era una cara! ¡No podía ser verdad! Seguro que era un problema del revelado. Mi madre estaba convencida de que era mi abuelo, pero yo no creo en fantasmas y, para que se le pasara, fui a la tienda y pedí que volviesen a revelar la foto. No había sido el revelado, la foto ¡volvió a salir igual! ¡Qué mal rollo! No encontré ninguna explicación para aquello y mi madre sigue pensando que era su padre. Dora.
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